Islam y velo = Regresión!


Islam y velo = Regresión! 


Shaykh Mohammad Sa'id Ramadan al-Buti, respondiendo a la pregunta siguiente: 
"¿Qué es lo que detuvo el progreso social, científico y económico, sino el Islam, obligando las mujeres llevar el velo y prohibiéndoles mezclarse con los varones?" 

Dijo:
 

"¿Quién pretende que el velo que Allâh ordenó a la mujer llevar no es sino una regresión al tiempo pasado y una huida de la sociedad hacia las grutas de la soledad y de la ignorancia?
 

¿Según cuál razonamiento o seudo-razonamiento hacéis una relación entre el pudor de la mujer en los límites definidos por Allâh y las formas de ignorancia, de tontería y de decadencia que supuestamente amenaza al Islam?
 

E iré más lejos: ¿Cómo lográis establecer esta relación surrealista entre el hecho de que una mujer pueda desvestirse y dejar parecer los más íntimos de sus atributos, y en el mismo tiempo participar al desarrollo científico, cultural e industrial?

Vemos que ahora la mayoría de las calles y de los mercados están llenos de estas formas atractivas que deseáis ver. ¿Cuál de estas cadenas que os mantiene en la decadencia fue rota gracia a esto? ¿Qué provecho habéis sacado de esto, sobre la vía del progreso?

Pues preguntad a estas mujeres que se conforman con el pudor del Islam y que se honran a sí mismas vistiendo el velo coránico, si esto les impide estudiar en libros o asistir con asiduidad a una clase universitaria; o si esto les impide participar a cualquier obra humanitaria laudable, cuyo objetivo es noble, lejos de engañar a quien sea o sembrar la discordia.
 

Y preguntadles si el velo les prohíbe la práctica de una actividad social cuyo objetivo es de hacer valer un derecho, obstar un perjuicio o ayudar a un débil.
 

Y sabemos, así como lo sabe todo hombre reflexivo e imparcial, que nuestras jóvenes mujeres que llevan el velo en las universidades son la crema de las estudiantes en términos de éxito, de vivacidad de espíritu y de consciencia, y esto, en todos los dominios de estudios y de aprendizaje.

 Y también sabemos, como lo sabe todo hombre reflexivo e imparcial, que, entre nuestras jóvenes mujeres que llevan el velo, algunas participan en actividades sociales para el bien de nuestra comunidad. Son motivadas por una sinceridad, y son aplicadas y atentas a un punto que no podrían alcanzar una sola de estas chicas que ocupan las más lindas horas de su existencia admirándose, maquillándose y poniéndose guapas.
 

Esta mujer musulmana rehusó entregar su cuerpo a un hombre extranjero, incluso al médico a veces, pero por lo tanto no buscará darse la muerte. Al contrario, emprendió estudiar la medicina como lo hacen los hombres, y logra abrir los hospitales para sus hermanas, donde los métodos los más modernos de tratamientos medícales y de prevención son dispensados: estos hospitales son dirigidos por mujeres musulmanas titulares de los más altos diplomas en sus especializaciones respectivas.
 

Rehusó tratar con un extranjero susceptible de ayudarle por su experiencia en el aprendizaje de la mecánica, de la conducta automóvil o de toda otra forma de actividad en la cual le hubiera sido útil. Pero por lo tanto no abandonó, no renunció a su objetivo. Al contrario, estudió ella también la mecánica, aprendió a manejar, y obtiene finalmente que las escuelas que administra, las clínicas que gestiona y todas las formas de actividades sociales a las cuales participa tengan su autonomía.
 

Es así que se materializa la complementariedad de la religión y de la vida de este mundo, y esto es el ISLAM: en el ejemplo de una mujer velada llevando sus hijos en coche, curando los heridos de guerra y los enfermos, enseñando a los ignorantes sin tropezar jamás, todo esto con su velo púdico, su religión proba y su temor hacia el Creador. 
(Todo esto no es un sueño que esperamos que se realice: es una realidad de la cual somos orgullosos).

Y mientras tanto, la actividad femenina de las otras, en la mayoría de los casos, no es concretizada sino solamente por un aumento de indecencia, una habilidad extraordinaria con las buenas maneras y el arte de comportarse en los salones. Ahí tenemos la mujer que tuvo éxito en su vida social, como lo quisieran los que se quejan de nuestra decadencia y obran con gran fervor buscando causas.
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Shaykh Mohammed Sa'id Ramadan al-Buti


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